jueves, 23 de octubre de 2008

No soy ciudadano español, soy ciudadano del mundo. Todos vivimos en el mismo planeta.


No se, pero a mi me da que se está produciendo un cambio en el mundo, y que su punto de inflexión es a partir de que superemos esta nueva crisis. Llamadme capullo, pero prefiero ser un optimista empedernido con ilusión, que ser una persona cabreada y desconfiada con el mundo.

Hoy estuve reflexionando sobre mi posición individual en el mundo, lo cual puede servir para entender la posición individual de cada habitante del planeta en el mundo. Y pensé que hay conceptos que hay que dejar atrás como el de la competición, a favor de la colaboración por razones evidentes. Pero el que más me ha llegado ha sido el concepto de extranjero. Empecé a pensar que cuando alguien viaja a un país diferente, cuya delimitación son unas líneas imaginarias, nos sentimos extranjeros, porque categoriozamos mal.

Antes de proseguir, es muy importante explicar a que conlleva el sentimiento de sentirse extranjero. El sentimiento de sentirse diferente lleva al aislamiento, al miedo y a la desconfianza. Estos tres sentimientos son el peor enemigo para la convivencia en paz y armonía entre los seres humanos, para el progreso de la civilización humana (no de un país único), para el disfrute de las virtudes humanas (arte) y sobre todo para la colaboración.

Hay que cambiar el concepto de nacional, tenemos que recategorizarnos. Por ejemplo, ¿por qué me tengo que sentir extranjero si voy a la India? ¿No es ese sentimiento el que hace que actúe de una manera determinada? ¿y no es esa conducta la que hace que sea y me vean diferente los autóctonos del lugar? Ese sentimiento viene dado por malas categorizaciones que han quedado ya anticuadas. Me refiero a que nos han educado para que nos sintamos de un país que esta delimitado por lineas fronterizas imaginadas. Y toda la política que se hace depende de hasta donde llegan esas líneas imaginarias. Nos educan en la diferencia en lugar de la semejanza. Nuestros gobiernos hace que conozcamos nuestra cultura, pero ¿qué pasa con las otras culturas? ¿Acaso no vivimos en el mismo mundo? ¿Acaso a mi no me afecta qué China y Estados Unidos contaminen? ¿O qué cada vez haya menos peces en los oceanos? ¿O qué se esté arrasando la selva Amazónica? En realidad me preocupa más que se esté masacrando al mundo que la vida humana. Puede parecer muy fuerte, pero este pensamiento viene dado que como no cuidemos el mundo, no va a ver humanos a los que cuidar. Y esta muy bien que existan unos derechos humanos, porque sino nos respetamos a nosotros mismos, ¿cómo vamos a respetar a los diferentes especies y ecosistemas que conviven con nosotros? Por eso el respeto a la vida humana es el primer paso para el respeto al mundo.

A veces me sorprende lo idiotas que podemos llegar a ser, pero si hechamos la vista atrás comprendo la evolución de la civilización humana, y que para llegar a donde estámos hayamos tenido que tropezar mil veces con piedras diferentes. Bueno no siempre diferentes, de ahí el dicho que el ser humano es el único animal que tropieza con la misma piedra dos veces. La democracia, quiero decir, la soberanía popular es muy difícil que hubiese sido adoptada miles de años atrás (iluminados griegos), porque todo tiene una evolución y un tiempo de asentamiento. Nuestros mayores enemigos naturales no han sido otros que nosotros mismos, y más concretamente cierto tipos de pasiones individuales. Entre ellas caben destacar la ambición personal, la codicia, la envidia, la vanidad, el temor y el odio. ¡Pero ya está bien!.

Creo que este es el momento óptimo para que relancemos a la raza humana. Y es que hay miles de señales que muestran que este cambio es inminente. Parece que Obama va a ganar las elecciones americanas (porfavor!), y con él puede que se acabe el egocentrismo imperalista americano. Es el momento de cambiar de tipos de energías. Se va a producir una reestructuración del modelo económico dominante durante el último siglo, se está concienciando cada vez más a la población de que hay que colaborar en vez de competir, y medidas regionales que combaten las malas praxis políticas y mejoran la vida del ciudadano, por lo menos en occidente (poco a poco caballeros, no queramos todo de golpe). Que vuelva el renacimiento ilustrado!, y llevemos al planeta a un lugar idóneo para la vida. Es nuestra oportunidad para cambiar las cosas. O cambiamos ahora, o nos joden. Y creo que el destino nos está brindando está oportunidad, pero que somos nosotros quienes tenemos que tomarla. Es decir, el destino nos muestra el camino, y el libre albedrío hace que sigamos ese camino o tomemos otro rumbo. Esto es lo bonito de la vida. Esta conjunción entre destino y libre albedrío se da en todas las situaciones de la vida. El destino ofrece las oportunidades, y el libre albedrío (yo y mis circunstancias) hará que tome esas oportunidades.

Debemos centrar nuestros esfuerzos en la convivencia y en la investigación. En la convivencia quiere decir que nos sintamos como en casa en cualquier lado del mundo, porque el mundo es mi casa. Que apreciemos y respetemos nuestras costumbres, pero también las de los demás. Que disfrutemos y apreciemos el virtuosismo humano en todas sus vertientes: la artística, la filosófica, la teológica... La investigación es básica para mejorar la calidad de vida, para ampliar los horizontes de nuestra civilización, para comprender que sólo somos una infinitésima parte del universo.. Colonicemos el espacio! Dicen los astronautas que cuando se observa a la Tierra desde el espacio, es cuando se comprende la fragilidad del planeta y que todos los seres humanos estamos dependemos uno de los otros.

Pero para que se produzca el cambio tiene que producirse antes una recategorización de conceptos. Yo no soy ciudadano español, soy ciudadano del mundo. Esto último se suele decir mucho, pero muchos que lo dicen no comprenden la sabiduría y la verdad reveladora que contienen estas palabras. Podemos tener diferentes culturas, pero hay una cultura global que es la de la vida y la de los sentimientos. Volviendo al principio, ¿Acaso un indio no ríe, no llora, no siente y no ama? Olvidémosno de las fronteras, y empecemos a comprender que somos todos iguales, seres humanos. Viajemos, conozcamos y mezclémonos sin miedos. Censuremos los malos actos y alabemos los actos virtuosos en pro de la humanidad. Disfrutemos de nuestros hermanos y de sus costumbres. Riámonos y lloremos juntos. Somos ciudadanos del mundo.

PD: Me ha salido todo moñas, pero es la puta verdad.

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