Estoy cansado de la clase de moralistas del palo que toman un comentario popular hacia un colectivo, y se ofenden por considerar injusto la generalización realizada. Los moralistas del palo son aquella clase de personas que toman comentarios sin trascendencia, y lo intentan convertir en un tema moral y ético sin ningún sentido práctico.
Pero para que quede más claro lo de los moralistas del palo, como ejemplo me voy a remitir a un colectivo muy criticado, los americanos. Yo soy el primero en decir, que los americanos son unos hijosdeputas. Pero esto no quiere decir que piense que todos los americanos sean así, como me argumentaría un moralista del palo. Este comentario, lo único que busca es realizar una crítica a la política exterior americana, y es totalmente obvio que no es un ataque contra todos los americanos. Es más, es que me niego a decir en una conversación jocosa, amigable y poco trascendental lo siguiente: “muchos de los políticos americanos, no todos, están realizando una práctica aberrante en sus decisiones a la hora de decidir sobre ciertas cuestiones de ámbito internacional”. Si se es realmente inteligente, el que me conozca y escuche “los americanos son unos hijosdeputa” realizará un ejercicio de inferencia cociente o inconciente y juzgará mis palabras con su verdadero propósito. Por el bien de la comunicación productiva y jocosa, me niego a tener que explicar todos los comentarios que son obvios en conversaciones poco trascendentales y jocosas. Entonces, aquí es donde entran estos moralistas del palo. Que para demostrar su benevolencia y su moral, te paran y convierten un simple comentario en una discusión sobre la mala fe de mis palabras, esperando que me retracte y no vuelva a decir semejante estupidez. Amos a ver señores, lo único que demostráis es una falta tremenda de humor, de saber juzgar el momento y el contenido del mensaje. Uno se puede reír de todo, incluso de uno mismo, pero eso no significa inequívocamente que no se actúe dentro de una moral y una coherencia correcta. Si un americano escuchase este comentario de mi boca no se debería sentir ofendido, porque el mensaje que se pretende dar en el enunciado de que todos los americanos son unos hijosdeputas, es que muchos de sus conciudadanos deberían realizar un ejercicio de introspección, y reflexionar sobre muchas actitudes suyas. Esta más que claro también que un comentario así no se debería realizar por ejemplo en una cumbre de jefes de gobierno. Pero para un moralista del palo esto no es suficiente, y se queda más con las formas que con el contenido, lo cual delata su falta de saber juzgar el momento, la persona y el contexto del comentario.
Esto último me sirve para realizar una observación sobre una situación embarazosa que le ha pasado a Mariano Rajoy unos días atrás. Resulta que Rajoy se dejó el micrófono abierto y todos los periodistas pudieron escuchar como le decía a Javier Arenas que tenía que ir al coñazo del desfile de las fuerzas armadas del 12 de Octubre. Pobre Mariano. Es verdad que un dirigente político debe cuidar su vocabulario, pero también hay que comprender que se lo dijo a un compañero pensando que nadie le escuchaba. Es totalmente obvio que Mariano comprende la importancia de un acto así para las Fuerzas Armadas y el Estado Español. Pero hay que entender la diferencia entre mensajes oficiales y de la vida privada. Un moralista del palo diría que Rajoy es un falso, y que está en contra de las Fuerzas Armadas, y si quieren ser rebuscados, incluso que odia al Estado Español. Pero hay que saber juzgar el momento, contexto y persona del comentario. Y es normal que en una conversación amistosa se use claves humorísticas de este tipo. Y quien no comprenda esto es que no comprende el juego de la política, e incluso de la vida misma. Si se tiene que medir todos los comentarios que una persona dice, que costoso y aburrido sería todo. De ahí que existan recursos lingüisticos como la ironía, la metáfora, las comparaciones… que nos alegren las conversaciones. Mariano acude a numerosos actos pro-españolistas, y es normal también que le parezca un coñazo estar de pie durante dos horas viendo pasar carros de combate y soldados (más cuando esto ya no es una novedad para él). Pero esto no quiere decir que no sepa de su importancia para el Estado, para los soldados y para los españoles (no todos, que luego me dicen que generalizo). También es obvio que no le va a resultar igual de interesante que al ciudadano de a pie que sólo tiene ese día para observar el “gran poderío” militar español. Rajoy está harto de verlo. Ese comentario lo único que denota es salud mental.
Pero para que quede más claro lo de los moralistas del palo, como ejemplo me voy a remitir a un colectivo muy criticado, los americanos. Yo soy el primero en decir, que los americanos son unos hijosdeputas. Pero esto no quiere decir que piense que todos los americanos sean así, como me argumentaría un moralista del palo. Este comentario, lo único que busca es realizar una crítica a la política exterior americana, y es totalmente obvio que no es un ataque contra todos los americanos. Es más, es que me niego a decir en una conversación jocosa, amigable y poco trascendental lo siguiente: “muchos de los políticos americanos, no todos, están realizando una práctica aberrante en sus decisiones a la hora de decidir sobre ciertas cuestiones de ámbito internacional”. Si se es realmente inteligente, el que me conozca y escuche “los americanos son unos hijosdeputa” realizará un ejercicio de inferencia cociente o inconciente y juzgará mis palabras con su verdadero propósito. Por el bien de la comunicación productiva y jocosa, me niego a tener que explicar todos los comentarios que son obvios en conversaciones poco trascendentales y jocosas. Entonces, aquí es donde entran estos moralistas del palo. Que para demostrar su benevolencia y su moral, te paran y convierten un simple comentario en una discusión sobre la mala fe de mis palabras, esperando que me retracte y no vuelva a decir semejante estupidez. Amos a ver señores, lo único que demostráis es una falta tremenda de humor, de saber juzgar el momento y el contenido del mensaje. Uno se puede reír de todo, incluso de uno mismo, pero eso no significa inequívocamente que no se actúe dentro de una moral y una coherencia correcta. Si un americano escuchase este comentario de mi boca no se debería sentir ofendido, porque el mensaje que se pretende dar en el enunciado de que todos los americanos son unos hijosdeputas, es que muchos de sus conciudadanos deberían realizar un ejercicio de introspección, y reflexionar sobre muchas actitudes suyas. Esta más que claro también que un comentario así no se debería realizar por ejemplo en una cumbre de jefes de gobierno. Pero para un moralista del palo esto no es suficiente, y se queda más con las formas que con el contenido, lo cual delata su falta de saber juzgar el momento, la persona y el contexto del comentario.
Esto último me sirve para realizar una observación sobre una situación embarazosa que le ha pasado a Mariano Rajoy unos días atrás. Resulta que Rajoy se dejó el micrófono abierto y todos los periodistas pudieron escuchar como le decía a Javier Arenas que tenía que ir al coñazo del desfile de las fuerzas armadas del 12 de Octubre. Pobre Mariano. Es verdad que un dirigente político debe cuidar su vocabulario, pero también hay que comprender que se lo dijo a un compañero pensando que nadie le escuchaba. Es totalmente obvio que Mariano comprende la importancia de un acto así para las Fuerzas Armadas y el Estado Español. Pero hay que entender la diferencia entre mensajes oficiales y de la vida privada. Un moralista del palo diría que Rajoy es un falso, y que está en contra de las Fuerzas Armadas, y si quieren ser rebuscados, incluso que odia al Estado Español. Pero hay que saber juzgar el momento, contexto y persona del comentario. Y es normal que en una conversación amistosa se use claves humorísticas de este tipo. Y quien no comprenda esto es que no comprende el juego de la política, e incluso de la vida misma. Si se tiene que medir todos los comentarios que una persona dice, que costoso y aburrido sería todo. De ahí que existan recursos lingüisticos como la ironía, la metáfora, las comparaciones… que nos alegren las conversaciones. Mariano acude a numerosos actos pro-españolistas, y es normal también que le parezca un coñazo estar de pie durante dos horas viendo pasar carros de combate y soldados (más cuando esto ya no es una novedad para él). Pero esto no quiere decir que no sepa de su importancia para el Estado, para los soldados y para los españoles (no todos, que luego me dicen que generalizo). También es obvio que no le va a resultar igual de interesante que al ciudadano de a pie que sólo tiene ese día para observar el “gran poderío” militar español. Rajoy está harto de verlo. Ese comentario lo único que denota es salud mental.
Para acabar, recordar que existen cierta clase de personas que usan este tipo de duda conversacionales como arma propagandística de ciertas ideologías. Y es a esa clase de personas a las que no se les deben dejar decir esos comentarios. Son la clase de personas que se toman al pie de la letra comentarios, que para la gran mayoría de la población no tienen ningún tipo de sentido ideológico, contra las que hay que luchar y pararles los pies. Por eso pido por favor a los moralistas del palo que nos dejen en paz a las personas buenas de corazón y que lo único que queremos es pasar un buen rato, o realizar una crítica constructiva sin querer darle mucha trascendencia e importancia. Espero que no se malinterpreten mis palabras, y estoy abierto a la discusión, pero siempre constructiva, que nos conocemos, jeje.
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